Como,
cuando, donde…meditar
Mirando
la actividad meditativa ampliamente puede decirse que hay dos grandes tipos o
modalidades de meditación: con objeto, que es aquella en la que focalizamos
nuestra atención en un objeto que puede ser físico… un paisaje, una luz , una
flor, etc. o algo más intangible… un sentimiento, un chakra, una frase…ésta
actitud persigue evitar la dispersión mental producida por la avalancha diaria
y continua de pensamientos. Una vez evitada, la mente, ya tranquila, en paz por
la concentración en éste objeto, lo trasciende también y consiga la quietud y
el sosiego que perseguía.
En la
meditación sin objeto, que es la que realizan en la disciplina zen(soto), la
actitud del meditante es la de puro observador del desfile continuo de
pensamientos, sentimientos, percepciones… y la atención no se posa en ninguno
de ellos y deja que fluyan…aparezcan y desaparezcan sin que la mente tome
partido por ninguno de ellos, de ésta manera consigue un estado de calma y tranquilidad.
Los
momentos adecuados para la práctica de la meditación, no obedecen a reglas
fijas, distintas filosofías establecen momentos diferentes del día, aunque se
podría decir que el momento adecuado es aquel que lo es para cada uno, es decir
aquellos momentos en los que interiormente sentimos como más propicios, pero
para facilitarnos la práctica deberían
ser siempre a la misma hora.
Tampoco es necesario ningún tipo de ritual…
velas, luces, incienso, atuendo… aunque si nos ayuda, no hay que dudar en
utilizarlos.
El tiempo dedicado no debe ser excesivo, sobre
todo al principio para no cansarnos, y que podemos establecer como cinco
minutos en días alternos…siempre podemos ir aumentando a medida que vayamos
sintiendo esa necesidad.
La
postura, varía según las diferentes tradiciones… pero la simple postura de
sentada en un sofá con los hombros relajados y las manos juntas y tranquilas
entre las piernas, los ojos cerrados, y una espalda aceptablemente recta es
perfecta para conseguir nuestro propósito.
En cuanto
al lugar ideal, es aquel que favorezca nuestra práctica, un sitio tranquilo,
sin estímulos externos de cualquier tipo…olores, ruidos, percepciones que
entorpezcan nuestra actitud interior.